Entrenar: ¿Cuándo no es mal momento? - BomBag

Entrenar: ¿Cuándo no es mal momento?

A todos nos ha pasado alguna vez. Nos hemos motivado con algo, hemos empezado muy fuerte y cuando parecía que estábamos a punto de llegar a nuestro objetivo... ZAS, nos hemos desinflado y hemos perdido la fe en lo que estábamos haciendo.

No nos engañemos. Sólo hay un responsable de ese fracaso y no es ni el producto, ni el método ni nuestra pasión.

La culpa la tiene nuestra capacidad de elección.

Cómo muchas de las cosas que nos pasan en la vida, la capacidad de tomar buenas decisiones es sin duda determinante para el éxito de aquello que intentamos conseguir. Ya sea encontrar pareja, conseguir empleo o decidir qué película ver en Netflix.

Por eso hoy te traemos cuatro sencillos consejos que si los sigues al pie de la letra seguirás estando igual de lejos de tu objetivo, pero por lo menos te permitirán saber dónde se encuentra y cuál es la mejor estrategia para llegar hasta él.

El objetivo que nos marcamos en BomBag es que no pierdas tus ganas de entrenar pero puedes usar estos trucos para cualquier meta que te marques.

Vamos con el primer consejo:  

 

No te dejes engañar (ni siquiera por ti)

Olvídate de fórmulas milagrosas, métodos infalibles y otros trucos que venden humo y te quieren sacar los cuartos.

BomBag es una herramienta maravillosa que puede sacar lo mejor de ti, pero si tú no pones de tu parte, no es más que una bolsa llena de arena.

Eres tu quién conviertes cualquier herramienta en algo útil o inútil.

Al final de todo sólo hay dos cosas importantes que no deben faltar si quieres conseguir cualquier objetivo: motivación y organización.

Sobretodo si quieres cogerle el truco a hacer ejercicio, una actividad adictiva a medio plazo, pero que puede costar si estás empezando. Pero antes de comprometerte a nada es muy importante que sepas que existen tres tipos de «sí», que damos en cualquier conversación:

  • El «sí» de engaño, es cuando con quién hablamos quiere decir que «no» pero piensa que diciendo «sí» tiene una ruta de escape más fácil.
  • El «sí» de confirmación, es un «sí» inocente, es una afirmación sin compromiso de acción, cómo el que damos cuando respondemos a preguntas de blanco y negro.
  • El «sí» de compromiso, es un acuerdo verdadero que lleva a la acción. No tiene trampa ni cartón. Está claro que es este último «sí» el que buscamos, pero recuerda que lo tienes que querer tu, por que si a los dos días vas a rendirte es mejor que dediques tu tiempo a otros objetivos. Pero si de verdad lo quieres conseguir, ten cuidado, porque un «sí» no es nada sin un «cómo».

Y el «cómo» es lo que veremos en los siguientes consejos:  

 

Descuartiza tu semana

El tiempo es invariable para todo el mundo. Tengas más o menos dinero, seas más o menos feliz, todos tenemos el mismo tiempo. Y ese tiempo es exactamente de 168 horas cada semana.

Si nunca lo has hecho te recomiendo que cojas papel y móvil, porque lo que vamos a hacer a continuación te sorprenderá: vamos a diseccionar una semana. Pero para hacerlo bien, tenemos que establecer las tres actividades fundamentales que sí o sí tenemos que hacer para sobrevivir en cualquier sociedad moderna: dormir, comer y trabajar.

Pongamos que si dormimos una media de 8 horas diarias, entonces cada semana invertimos unas 56 horas en dormir. Digamos, por ejemplo, que tardamos una media de una hora en cocinar y comer cada una de las tres comidas del día, eso nos da 21 horas que dedicamos a la alimentación. Imaginemos, por último, que tenemos un trabajo de 40 horas semanales y que en el mejor de los casos tardamos una hora en desplazarnos hasta él, tanto en la ida, como en la vuelta. Eso nos deja unas 57 horas semanales dedicadas a trabajar.

Si le restamos el tiempo total para estas tres actividades fundamentales (dormir, comer y trabajar) a las 168 que tiene la semana, lo que nos queda son 34 horas (casi un día y medio) libres para dedicarlos a lo que más nos apetezca: ver series, jugar a la consola, quedar con los amigos, cuidar de un familiar o para hacer todo tipo de trámites.

Pongamos que tu objetivo es sacar algo de tiempo para hacer ejercicio. Tampoco mucho, vamos a poner un objetivo realizable (ahora que estamos empezando) de dos entrenamientos semanales en casa (con la BomBag), de 30 minutos cada uno. Eso es sólo una hora de las 34 que tienes libres de comer, dormir y trabajar. Aún te quedarían 33 horas para ocuparlas como mejor te parezca. Y aunque somos conscientes de que esas 34 horas no son seguidas y que la vida tiene más complicaciones que las que podemos describir en un publicación de un blog, los números después de todo están ahí.

Unos invertirán parte de ese tiempo en conseguir más dinero y otros en intentar divertirse y desconectar un poco. El resto trampeamos para tener un poco de todo.

Una vez resuelta la cuestión del tiempo llega tercer consejo:  

 

Aprende a decir NO

Si lo que quieres es decir que «sí» a que te pasen nuevas cosas o a conseguir nuevos objetivos, hay que hacer sitio en tu ya apretada agenda, y aprender a decir que NO a lo que ya no te hace sentir vivo.

Es difícil desprenderse de aquello que lleva un tiempo con nosotros. Pero igual que hoy disfrutas de actividades que de joven desconocías, el mundo está lleno de experiencias maravillosas por descubrir y muy poco tiempo para hacerlas todas.

Una vez que audites tu tiempo y veas en qué lo estás invirtiendo y en qué lo estás malgastando te será más sencillo hacer hueco para nuevos y más saludables hábitos de vida.

Vamos a poner un ejemplo:

Si en vez de hacer ejercicio, tu objetivo fuera dormir mejor y leer más, sería recomendable que por lo menos 30 minutos antes de dormir no estimulases tu cerebro con luces artificiales, como las de tu televisor o las de tu teléfono, por que tu cerebro está programado para entender que si hay luz es de día y activa ciertos procesos químicos para estar despierto y tener más energía.

Luego te cuesta dormir. No descansas y lo arrastras al día siguiente.

En cambio, si en lugar de ver dos capítulos seguidos de tu serie favorita, antes de ir a dormir le dices que NO al segundo, y en vez de eso, coges un buen libro y lees durante 30 minutos... voilà, objetivo cumplido.

Tu cerebro no piensa que es de día antes de cerrar los ojos, pasas un buen rato leyendo, duermes mejor, al día siguiente tu cuerpo está más descansado y aún te queda un capítulo estupendo para disfrutar cuando quieras.

Es un win win en toda regla. Después de todo se trata de optimizar el tiempo que tenemos, para sacar el máximo rendimiento a nuestro ya de por si ajetreado día.

Una vez que nos hemos comprometido, nos hemos organizado y hecho un hueco en nuestra semana, llegamos por fin al consejo final:  

 

Conócete a ti mismo

Sí, lo se. Suena a texto escrito en piedra en la entrada del Oráculo de Delfos. Pero no se trata de que te pongas a estudiar filosofía, se trata de que aproveches lo mucho que ya sabes de ti.

Seguramente, a estas alturas, ya sabrás si te gusta más la carne o las verduras. El cine de acción o el de suspense, o si disfrutas más tostándote al sol de una playa en verano o eres más de piscina, parasol y pulsera con todo incluido.

De igual manera, sabrás cómo es tu reloj biológico, en qué momento del día eres más activo o, por ejemplo, si lo que quieres es perder peso o ponerte más en forma.

Hay muchas cosas de ti que ya sabes y que pueden ayudarte a encontrar el mejor momento para entrenar.

Si lo que quieres es perder peso has de saber que hacer ejercicio en ayuno es vital para ese fin. Quemas dos veces más grasa que si lo haces sin ayunar y aumentas la capacidad de tu cuerpo de responder a la insulina. Esto significa que tu cuerpo absorbe mejor los nutrientes que ingieres, como por ejemplo la glucosa (el azúcar).

Si lo que quieres es tener más energía durante el día, entonces has de saber que entrenar por la mañana, aunque necesitemos más calentamiento (por que nuestros músculos están agarrotados), tiene todas estas ventajas:

- Nos activa para todo el día.

- Ayuda a que el efecto de las endorfinas (reducir el estrés) dure más tiempo.

- Tienes más testosterona, lo que sería ideal para ejercicios de fuerza.

- Aumenta la combustión de grasas.

- Reduce los niveles de azúcar en sangre.

 

A pesar de todas estas ventajas, a mi personalmente, me resulta mucho más estimulante practicar ejercicio a última hora de la tarde, por las siguientes razones:

- Hay más tiempo de recuperación.

- Duermo más y mejor.

- La temperatura muscular está en un momento pico, por lo que mi rendimiento es mejor.

- Me quito el estrés de todo el día y desconecto.

 

Como verás, cada ventana horaria tiene sus pros y sus contras, así que si aún no lo tienes claro, no está de más que experimentes y descubras por ti mismo qué momento del día es tu preferido. Ya que hemos llegado hasta el final vamos a repasar brevemente los cuatro consejos para conseguir tus objetivos:

 

  1. Llega a un acuerdo contigo que puedas cumplir, pero no te hagas perder el tiempo.
  2. Disecciona tu semana para ser consciente del tiempo del que dispones.
  3. Di que NO a lo que ya no te llena, es la mejor manera de crecer y conseguir nuevas metas.
  4. Una vez que hayas hecho espacio, utiliza lo que ya conoces de ti para llegar a tu objetivo.

 

Y recuerda que después de todo, lo único importante es que te cuides y entrenes. Cuando lo hagas depende de ti.

 

 

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